CUENTO: Alma.

Alma.

  Algunos dicen que desde donde él está puede saberlo todo. Y efectivamente, las noticias del otro lado llegan mucho antes que en la vida terrenal. Él sabe que desde su partida, ella no volvió a ser la misma. Sabe que ni las lágrimas ni los años, pudieron llenar el vacío que dejó en la cama, alguna vez compartida entre los dos.
  Desde que partió, en medio del oscuro silencio de aquella habitación, todas las noches su ausencia lloró. Hacía varios inviernos que dejaron de verse. Fueron demasiadas las noches que le tocó pasar en soledad, fría y humeda soledad. 
  Desde el centro del pecho, ella anheló un reencuentro. Deseó con el alma supuestos imposibles: violar la inquebrantable rigidez que existe entre el pasado y el hoy, su nuevo aquí y ahora: entre la vida y la muerte. En medio de la noche, mirándolo sin verlo e impulsada por los recuerdos de toda una vida, su afán es realidad. En la habitación, en esa vieja cama matrimonial, Mujer sientío el roce tibio de su piel, piel de Hombre amado con prisa y ganas. Un poco pálida y asustada, fue incapaz de pronunciarle alguna palabra. Él se limitó a mirarla. La miró como aquella primera vez perdida en las décadas; la contempló con todo el amor que el alma humana puede sentir. 
  Se quedaron así por varias horas. Era tanta la viveza del sueño, que hasta pudo sentir el perfume que él solía usar todos los días.  Estando nuevamente juntos, sintieron el amor que durante años habían creado. Revivieron sentimientos, recuerdos, pasiones. Fueron otra vez jóvenes, felices. Repletos nuevamente de ansias de crear una nueva vida a la par. Aún así, en el centro de su garganta, ella sientió la angustia de despertar y volver al desencuentro, que durante tantos años fue lo único que les quedó. 
 Le dolió fuerte el corazón al imaginarse que se volverían a separar. No quería que la vigilia los alejara nuevamente, quería seguir soñando. Soñando era posible estar junto a él. 
  A la mañana del día siguiente, los vecinos comentaban que la vecina más vieja del barrio había muerto mientras dormía. Los medicos, determinaron que su muerte sucedió alrededor de las 5:48 y las 6:30 de la mañana, a causa de un paro cardíaco.
  La anciana fue descubierta muerta por su hija menor, quien aún vivía con ella, cuando entró para despertarla. La joven se impresionó al ver la imagen del cuerpo de su madre yaciente sobre la cama sin vida; con ambas manos el cadáver se agarraba el centro del pecho y una clara expresión de dolor en el rostro daban las señales necesarias para indicar una muerte dolorosa. Pero otra cosa impresionó aún más a la joven, y es que toda la habitación estaba inundada por el perfume que su padre, muerto varios años atrás, usó durante toda su vida.

-Sofía Mentesana.

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