Negro.

Negro.

  No estás más. No te volveré a encontrar. De vos conservo tu presencia, aunque ya no te pueda ver, tocar, oír o sentir. Te retengo. No quiero olvidarme de vos. No quiero soltar el recuerdo de tus manos suaves sobre mis mejillas, ni dejar de recordar como latía con nerviosismo mi corazón cada vez que aparecías.
  Tan presente te quedaste, que un nudo en mi garganta nace al pronunciar las palabras que nunca escucharás. Pasa el tiempo y vos seguís sin estar. No sé si mi presente aún no avanzó, o si se fue tras vos. 
  Guardo en mi pecho el dolor de un abrazo que nunca nos daremos. Se llenan mis ojos de húmeda incertidumbre cada vez que te buscan sin encontrarte. En mis manos el poder de olvidar. En mis pensamientos el deseo de mantenerte presente, de seguir con el capricho de aunque sea en mi mente retenerte. Vos en mí te quedaste. Aún en mí vivís. 
  Mi duelo no es con quien se fue, sino con quien se quedó. 
-Sofía Mentesana.

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